
Andrés y yo leyendo después de almuerzo (como dijo mi hermana cuando sacó la foto, parecemos un matrimonio antiguo). En la otra foto, aunque no se note bien, somos nuevamente Andrés y yo caminando por la playa al atardecer viendo la puesta de sol. Más shulos y clishé no podemos ser, pero qué le vamos a hacer.
Como pueden ver, fue un fin de semana largo, de lo más típico y peculiar al mismo tiempo.